Pero precisamente por eso es Música, porque Iratxo (que así se llama) es capaz de plantarse en un sofá, delante de una cámara con su guitarra y su voz rota o desgarrada, como si cantase el humo de los cigarrillos (si los fuma) y defender una canción que roza la perfección plagada de grandes versos como estos:
"porque me vale cualquier jeringuilla para inyectarme tu risa
y dejarla volar dentro del pecho
donde hay tanto tanto tanto tanto viento
alguien quitó el bozal y se dejó la puerta de par en par
que pa´jugar tengo tu falda, que pa´morir tengo tu ombligo..."
Paro ya de tanta palabrería, que la mejor defensa para esta canción es su escucha.